miércoles, 14 de diciembre de 2011

Un año ya

Dicen que no hay plazo que no se cumpla, & hoy se cumple un año de tu partida mamá..
Hoy intento recordar cada segundo de ese ultimo día que pasamos juntas. No entiendo por qué mi mente parece no querer hacerlo. No logro recordar qué te di de desayunar, si dormias, si reimos, si te abracé. Solo puedo recordar cuando te levanté para comer cenar, & en ese momento lo supe, no sabía lo que sabía, pero lo sabía, te abracé, lloré, te besé.. te senté en la silla & te llevé a la mesa el menú era pollo asado que ya no quisiste probar, llegó papá, te di papaya, te hice un te.. una llamada, una ambulancia, tu en el piso.. tu cuerpo ya estaba cansado.. ahora en mi mente parece que todo fué en cámara lenta.. yo sabía lo que estaba pasando, lo sabía, pero lo mejor que podía hacer era no estorbar, me senté frente al refrigerador & los miré trabajar, los miré esforzarse por ti, pero Dios ya te había llamado.  ya nos habían dado más de las 11.. la gente llegando, lloraban, llegó Adán, se fué papá.. había tanto por hacer.. & tu en cama, yo comenzando a extrañarte, sentimiento que no se va.. fui a verte, quería vestirte con algo lindo.. te besé, te sentí, estabas fría, esa calidez tan tuya se había ido.. me pidieron una sábana & despues arriba me quedé, no quería verte salir, no podía verte partir..

Parece que todavía no te quiero ver partir, todavía espero tu aroma, tu voz, tu cara, todavía anhelo tus abrazos & esa tranquilidad de descanso del día en que partiste se ha ido transformando poco a poco en dolor, en nostalgia, en lágrimas.

Dueles morita, dueles en el alma.. pero el recuerdo de tu sonrisa es lo que me ayuda a caminar.

viernes, 2 de diciembre de 2011

& honestamente no sé que es peor...

Ella y yo éramos, una pareja de novios llevando una vida de casados.. amándonos con nuestros cuerpos, con nuestras almas, con todo lo que implicaba nuestro ser. Un día la noté nerviosa, hasta me atrevería a decir q noté un vestigio de tristeza en su mirada y entonces me lo dijo, ya no éramos solo ella y yo, un bebé venía en camino, ese amor que sentíamos el uno por el otro se había materializado, de inmediato le pedí que se casara conmigo, le ofrecí un matrimonio, una casa, una lucha constante por darle felicidad, le dije que mi amor no era de papel, que sabía que mi amor no se iría mañana, ni pasado, ni en un año o dos, le pedí que compartiéramos un hogar, que formáramos una familia, ella me miró, con sus ojos en lágrimas y con un sonido más leve que un susurro solo me dijo que no, casi creo recordar haber escuchado mi corazón estrujarse con un ligero “Crick” no pude decir nada, solo agaché la mirada, ella me dijo que no quería herirme, pero que algo así no podía tomarse a la ligera, había mucho que pensar, mucho que planear y yo solo escuchaba sus palabras a lo lejos, no les encontraba sentido alguno ¿por qué si me amaba, no estaba dispuesta a correr el riesgo?

Han pasado ya algunos años desde ese día, hemos sido felices,  por separado, y cada vez que sostengo a mi pequeño en brazos, me pregunto ¿qué hubiera pasado…? ¿Las cosas serían diferentes?y por lo general mis pensamientos se ven interrumpidos por algún comentario, alguna risa. Ella y yo ya no somos pareja, nos estimamos, nos queremos, pero ya no nos amamos, ¿habrá sido alguna clase de premonición? ¿Acaso ella tuvo alguna predicción? ¿O simplemente eso que creíamos sentir era débil? No lo sé, quizá nunca lo sepa.. pero en mi mente, siempre quedará la duda y el recuerdo de ese deseo y de esa vida imaginaria que tanto anhelaba.