Al principio apenas la noté, pero un día sin siquiera darme cuenta y como un vertiginoso viento, pasó junto a mi, y me quedé prendado.
Ya no lograba vivir un día sin ver su sonrisa, sin oler sus cabellos, sin mirar esos brazos delicados y esos labios que tanto me hechizaban.
Nunca fue mía, sin embargo la tuve a momentos, la tuve cuando atrevida se decidió a besarme, la tuve cuando impulsivamente la besé yo a ella, no, no podíamos tenernos y ambos siempre lo supimos
sin embargo siempre dejamos la puerta abierta y si no, una ventana.
La tuve con sus risas, con miradas, cuando hacíamos bromas y cuando nos portábamos serios,
la tuve sin tenerla como parte de una rutina: un beso en la frente, un beso en la sien, un suspiro, y luego, nada.
Nunca fuimos nada, sin embargo mil veces sentí que lo éramos todo.
Ahora, ya no la tengo, fue un amor que duró mil horas, fue un amor que duró un día, no fue amor, fue un vicio. Fue un algo que no fue nada, fue una nada que lo fue todo.
Simplemente fue. Ahora, es solo un escrito en un papel.
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